Desde 2006, el alcohol al volante se convirtió en la primera causa de mortalidad en el tránsito en Francia. El número de víctimas ha disminuido en el país (4.620 el año pasado, -1,9% en relación a 2006), pero el alcohol superó a la velocidad en la clasificación de las principales causas.

Diariamente, el tránsito provoca en Francia un promedio de 300 heridos y 13 muertos, 3 de ellos por abuso de alcohol. En 2007, 1.031 muertes y 4.790 heridos hospitalizados fueron atribuidos al consumo excesivo de alcohol. El número de conductores implicados en accidentes mortales con alcoholemia igual o superior a 0,5 g/l de alcohol en sangre, el límite legal en el país, aumentó a 17% en 2007 contra un crecimiento de 16,4% en 2006. Según las estimaciones de 2007, si ningún conductor tuviera un índice de alcoholemia positivo, el número de accidentes podría haberse reducido un 26,9%.
La eventual aplicación de la tolerancia cero al alcohol en el tránsito fue debatida el año pasado en Francia por los 42 integrantes del Conseil National de Sécurité Routière (Consejo Nacional de Seguridad Vial), organismo independiente del gobierno. La medida fue rechazada con base en estudios que demuestran que los accidentes mortales son originados por conductores con índices de alcohol muy elevados, entre 1,6 g/l y 2,0 g/l (la alcoholemia promedio verificada en 2007 fue de 1,6 g/l, y superior a 2,0 g/l en un tercio de los accidentes mortales). Cabe destacar que el 92,9% de los casos corresponde a conductores masculinos.
«La prioridad es tratar los casos que originan los accidentes. No es entre los índices de 0 a 0,5 g/l, o incluso hasta 0,8 g/l, que éstos ocurren, sino en índices superiores a 1,6 g/l. A partir de este análisis decidimos no adoptar la tolerancia cero», explicó la delegada interministerial para seguridad vial, Cécile Petit.
Jean-Pierre Cauzard, investigador del Instituto Nacional de Investigaciones sobre el Transporte y su Seguridad, dijo que la tolerancia cero también fue debatida entre sus pares, pero la decisión fue provisoriamente postergada: «Creo que la tolerancia cero es querer hacer las cosas demasiado bien. El problema está en la aplicación de la medida, que es difícil. Llegamos a la conclusión de que lo mejor ahora es aplicar de manera eficiente el índice de 0,5 g/l antes de bajarlo todavía más».
El presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, estipuló como meta de gobierno hasta 2012, fecha de finalización de su mandato, la reducción del número de víctimas anuales en accidentes de tránsito a menos de 3.000 y la reducción del 50% total de muertes ocasionadas por la alcoholemia. Para ello se declaró un plan especial para combatir el alcohol en el tránsito.
Como medida de prevención se fomentó la autoevaluación de los conductores de su propia alcoholemia a través de la venta de etilotests químicos a un precio módico (un euro por unidad) en supermercados, farmacias, tabaquerías o puestos de venta de diarios. También se impuso a los establecimientos nocturnos la obligación de tener a disposición de los clientes dichos etilotests a la salida, para aquellos que deseen realizar el test y conocer si están en condiciones de conducir.
El gobierno francés lanzó campañas de comunicación, principalmente dirigidas a los jóvenes, para incentivar en las salidas nocturnas la elección de un conductor que no beba y que conduzca al grupo de amigos con seguridad de regreso a sus casas. Recientemente se aprobó una ley que prohíbe la venta de bebidas alcohólicas a menores de edad y se lanzó una intensa campaña contra el consumo de alcohol entre los jóvenes.
Para el inicio del año lectivo 2009 se estipuló la obligación de implementar etilotests electrónicos en los vehículos escolares, que impiden automáticamente la partida del motor si el test da positivo.
La venta de bebidas alcohólicas, que ya estaba proscripta en las calles del país, también deberá prohibirse en los puntos de venta de combustible urbanos. Los controles aleatorios de alcoholemia serán intensificados y mejor dirigidos, apuntando a lugares señalados como de riesgo. El año pasado se realizaron 11.200.000 controles, menos del 3% de éstos resultaron positivos.
En Francia, los conductores que evidencien alcoholemia entre 0,5 g/l y 0,8 g/l son pasibles de una multa de 135 euros y la pérdida de seis puntos en la licencia de conductor (con 12 puntos se le retiene la licencia). Por sobre 0,8 g/l el infractor deberá pasar por un tribunal donde se le podrá imponer una multa de 4.500 euros y hasta dos años de prisión. En esos casos, la suspensión de la licencia de conductor podría ser de hasta tres años.
El Gobierno pretende incluso aprobar una ley en el parlamento que obliga a la instalación de etilotests automáticos en los vehículos conducidos por infractores reincidentes. Para Jean-Pierre Cauzard, en Francia el alcohol al volante actualmente sobrepasa el límite de seguridad vial y alcanza el grado de dependencia: «Es un problema general de gestión de la política de salud pública y de la forma en que la sociedad, de una manera legal o médica, trata el tema de la dependencia del alcohol».
Actualmente, 14 países ya adoptaron el índice máximo legal de 0,5 g/l de alcohol en sangre. Otros cinco autorizan un índice superior a 0,5 g/l (como en el caso de Chipre, con 0,9 g/l e Irlanda, Gran Bretaña, Malta y Luxemburgo con 0,8 g/l). Ocho países instituyeron una legislación más restrictiva, con índices que varían entre 0 g/l y 0,4 g/l (Estonia, Lituania, Rumania, Hungría, Polonia, Suecia, República Checa y Eslovaquia).
Cauzard hizo varios estudios comparativos sobre la legislación del alcohol en los países de la Unión Europea: «La mayoría de los países con índices más bajos son los de Europa del Este, a los cuales no les pareció una buena idea elevarlo a 0,5 g/l cuando se integraron a la Unión Europea». Suecia y Noruega son los dos únicos países europeos que bajaron sus índices de 0,5 g/l a 0,2 g/l.
La Comisión Europea sugirió para 2010 la adopción de una proporción licita de alcohol en el tránsito de 0,2 g/l para todos los países miembros. La recomendación se enfoca sobre todo hacia los conductores de camiones, ómnibus, motocicletas y conductores inexpertos.
Francia, España, Austria y Letonia adoptaron una reglamentación específica para los conductores novatos. En casos como el francés, la tolerancia es cero para los conductores hasta cumplir el tercer año de la licencia de habilitación.
En entrevista con Terra Magazine, Chantal Perrichon, presidente de la Liga Contra la Violencia en el Tránsito, explica las razones para flexibilizar las medidas:
Terra Magazine: Usted no recomienda la tolerancia cero de alcohol al volante. ¿Por qué?
Chantal Perrichon: En nuestra asociación no queremos que la ley sea modificada a tolerancia cero, porque pensamos que eso sería penalizar a toda la población en relación con aquellos que realmente son una amenaza para los demás. Según las estadísticas, el 80% de los accidentes mortales son provocados por conductores con un tenor alcohólico superior a 1,2 g/l en sangre. Estas personas son las más peligrosas. No veo por qué deberíamos, en un primer momento, penalizar al conjunto de la población mientras el alcohol ingerido en forma ocasional o excepcional no sea la mayor amenaza.
El problema más grande es el alcoholismo crónico. Para nosotros, actualmente es más importante que el gobierno aboque todas sus fuerzas a comprometerse en una verdadera batalla contra el alcoholismo crónico, donde se involucren todos los ministerios. Y eso es muy difícil. En los últimos diez años no hubo ningún progreso en esta materia porque es muy difícil luchar contra el alcoholismo.
Tenemos pistas. Hoy sabemos que existe un oprobio social en relación al alcoholismo que, por ejemplo, no existe para la velocidad. En Francia la mentalidad evolucionó en relación con el alcoholismo. Cuando creamos nuestra asociación hace 25 años no nos escuchaban. La gente hablaba de cultura alcohólica respecto al vino, nos decían que nunca íbamos a poder cambiar a los franceses porque la bebida siempre sería apreciada y jamás entenderían por qué no se debe beber al conducir. Pero venció la información, la gente comenzó a comprender que no se puede beber y conducir al mismo tiempo pero, a pesar de todo, existe esa franja de la población, que no es la mayoría, que bebe de una forma en que pone a los demás en peligro.
TM: ¿Cuál es la solución?
CP: Lo que queremos es que los ministerios de Justicia, de Salud y la policía trabajen juntos para que los infractores sean realmente castigados y sigan un tratamiento médico-social. El etilotest automático en los vehículos es algo bueno. Los países que ya lo probaron vieron bajar bastante los índices de reincidencia. Otra cosa que consideramos importante: en el último comité interministerial de seguridad en las calles se decidió que cuando exista un caso de reincidencia de alcohol al volante, se incautará el vehículo. Es la única forma de traer a la gente de vuelta a la razón.
La filosofía de nuestra asociación es la de no esperar al accidente para después poner a los responsables en prisión. Eso no nos interesa. Es necesario ayudar a esas personas. Y si ellas son cabeza duras, que se realice la incautación. Es mejor ver protestar a alguien porque le incautaron el vehículo que verlo destruido porque mató una persona. Para nosotros la prevención es lo esencial. No esperamos al fracaso o al drama para decir que existe un problema.
TM: ¿El trabajo está dando resultados?
CP: Es un trabajo a largo plazo. En Francia conseguimos obtener resultados en forma bastante rápida en cuanto al problema de la velocidad, pero el trabajo en relación al alcohol es infinitamente más largo. Existe toda un maquinaria administrativa difícil de poner en funcionamiento y la dificultad de tener controles bien ordenados. Todavía quedan muchos progresos para lograr. Actualmente encontramos abogados que hacen cualquier cosa para descubrir las fallas en el sistema, esquivar la ley y la justicia para proteger a los infractores. Este tipo de espíritu viniendo de parte de los abogados es todavía más grave, es intolerable.
TM: ¿Y el lobby del alcohol no molesta?
CP: El lobby del alcohol aquí es enorme y poderoso, principalmente el del vino. En las llamadas grandes escuelas, que forman a los futuros altos funcionarios del país, una vez por semana se organizan soirées que, de alguna manera, son patrocinadas por productores de alcohol. Eso es escandaloso. Nosotros pedimos que el gobierno prohíba este tipo de cosas. Estos jóvenes que serán los funcionarios de mañana, que tomarán decisiones, que deberían dar el ejemplo, aprenden a beber y adoptan un comportamiento peligroso durante su formación en estas escuelas.
Los estragos que provoca el alcohol actualmente en nuestra juventud, principalmente a través del binge drinking (uso excesivo de alcohol en una única situación), que viene del norte, es algo que da miedo. Los jóvenes se reúnen y se embriagan en forma rápida y violenta. Para nosotros eso es una preocupación. La prohibición de venta de bebidas alcohólicas a los menores es una medida positiva.
* Texto de Fernando Eichenberg (París/Francia, Terra, 12 set.2008)
Lea el original de esta noticia en:
http://www.ar.terra.com/terramagazine/interna/0,,OI3179245-EI8860,00.html
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